Los
beneficios del perdón han sido desvelados por la ciencia muy recientemente,
aunque la dimensión religiosa lo ha siempre anunciado a lo largo de la historia
de la humanidad. Las ventajas del perdón, ahora validadas por el
mundo científico, incluyen la reducción del dolor crónico, de los
trastornos cardiovasculares, de la conducta violenta, el incremento de la
esperanza y el alivio de los niveles de depresión y ansiedad. Las personas
que no perdonan sufren niveles elevados de presión arterial y frecuencia
cardiaca, así como otros problemas de salud.
El
perdón es un proceso (o el resultado de
un proceso) que involucra un cambio en las emociones y
actitudes hacia un ofensor. El resultado del proceso se describe
como una disminución en la motivación para tomar represalias o guardar la
lejanía respecto a un ofensor a pesar de sus acciones, y requiere dejar ir
las emociones negativas que se experimenten hacia él.
El
perdón no debe ser confundido con excusar, condonar,
indultar ni olvidar. De este modo:
- Excusar implica tomar la decisión de no
responsabilizar a una persona o grupo por una acción.
- Condonar supone que no vemos la acción
como negativa o inadecuada y que no consideramos necesario perdonar a su
autor.
- Indultar equivale a absolver a una
persona de los crímenes por los que había sido condenada, y le corresponde
únicamente a una figura social representativa.
- Olvidar es remover la ofensa del
pensamiento.
Perdonar
concede beneficios importantes a las víctimas de una ofensa.
- Una mejora en la salud física y mental.
- Una restauración del sentido de empoderamiento
personal.
- Una posibilidad clara y sana de reconciliación
entre el ofendido y el ofensor.
- Una sensación de esperanza por la resolución de
un conflicto.
- Un cambio positivo en el esquema afectivo.
Cuatro
aspectos claves para mejorar la disposición al perdón y aprender a sanar las
heridas del pasado.
- El perdón es para quien lo concede, no para
quien lo recibe
- Perdonar, porque la herida que sufrimos pudo
haber sido causada por nosotros en otras circunstancias
- El perdón requiere tiempo. El perdón no
tiene por qué hacer desaparecer inmediatamente el dolor asociado a la
ofensa.
- El perdón no es un regalo al culpable, sino algo
que se elabora en el interior de nosotros mismo. No significa
necesariamente reconciliación. Perdonar es una decisión, al margen del
perdonado, de dejar ir el dolor
Ser
capaz de perdonar es un regalo para uno mismo. No sólo beneficia a la persona
perdonada sino también a la que perdona.
Al
no perdonar, la persona dañada está encadenada a la persona que le hizo el daño
y, mientras no la perdone, no podrá sustraerse al poder que el ofensor y la
ofensa tienen sobre ella.
El
no poder perdonar provoca un estado de flujo de emociones negativas que
obstruye el camino de la energía hacia proyectos más constructivos.
Perdonar
es una decisión. La de dejar ir el dolor. No significa
permitir
que la persona siga haciendo daño.
Para que ocurra una reconciliación es necesario que el agraviante pida perdón y
que se proponga no volver a hacer daño. El perdón, en cambio, no necesita el
arrepentimiento del culpable en absoluto.
Se puede perdonar a los que ya no
viven, pero no reconciliarse con ellos. Se puede perdonar a quien nos hizo daño
y abusó de nosotros, pero sin dejarlo entrar en nuestra vida para que vuelva a
hacerlo. Ciertamente perdonar a quien nos ha ofendido mientras aún vive es
muestra de grande madurez humana y siempre un don que hacemos a los demás y a
nosotros mismos. No olvidemos que todos
tienen derecho a una segunda oportunidad.
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