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martes, 19 de diciembre de 2017

Estrés: ¡Deja de vivir como si todo dependiera de ti!

¿Puede estar el estrés asociado a la felicidad? ¿Cómo es tu día a día? ¿Cuántos eventos tienes previstos? ¿Son interminables tus listas de tareas? ¿Cuántas tienes? La del trabajo, la de los recados, las del hogar, las de los niños, etc. Es muy común vivir a diario momentos donde el ansia nos condiciona y dejamos de ser lo eficaces que solemos ser. Esto ocurre cuando sentimos más estrés de lo normal.
Afortunadamente hay dos elementos que juegan totalmente a nuestro favor. Por una parte, no todo el estrés que sentimos es negativo y por otra parte cualquier situación de estrés se puede gestionar y superar.
Tipos de estrés
En este sentido puede ser útil recordar la clásica clasificación que hace la psicología sobre los tipos de estrés que distingue entre el estrés positivo y el distrés. Y es que, como hemos comentado, no todo el estrés que sentimos es negativo.
  • Estrés positivo: Al contrario de lo que la gente cree, el estrés no siempre hace daño a la persona que lo padece. Este estrés hace que la persona afectada esté motivada y con mucha más energía, un buen ejemplo sería una competición deportiva donde los participantes deben tener un punto de vitalidad para poder salir victoriosos. Este estrés está asociado con emociones positivas, como la felicidad.
  • Distrés o estrés negativo: Cuando padecemos distrés anticipamos una situación negativa creyendo que algo nos va a salir mal, lo cual genera una ansiedad que nos paraliza por completo. El estrés negativo nos desequilibra y neutraliza los recursos que en situaciones normales tendríamos a nuestra disposición, lo cual acaba por generar tristeza, ira, nerviosismo, etc.
Conviene tener presente que el estrés es una reacción que puede causar problemas de salud graves. Se ha demostrado que diversas afecciones crónicas, trastornos psicosomáticos y de salud mental (problemas cardíacos, ansiedad, depresión etc.) están estrechamente relacionados con el estrés.
A pesar de que el término estrés parece muy moderno, el origen etimológico de la palabra es muy antiguo, como lo es la misma presencia del estrés en el comportamiento humano.
Técnicas de relajación
Ante una presencia constante y aguda de sensaciones de estrés tenemos la posibilidad de aplicar diversas estrategias para afrontarlo con eficacia, sobre todo si las practicamos y logramos un dominio de la técnica.
  • Organización del tiempo y de la propia agenda en función de prioridades: No todo en la vida tiene la misma importancia, sobre todo cuando tenemos listas interminables de asuntos que realizar. La vida y la organización social nos enfoca al uso de tiempo olvidando muchas veces que las jornadas son de 24 horas. Nos toca a nosotros determinar el uso de nuestro tiempo.
  • “Mindfulness”: Tomar conciencia de nosotros mismos, del
  • momento que estamos viviendo y de nuestro presente como una circunstancia en medio del contexto de nuestra vida. Se trata de desactivar el estrés con un mayor control del pensamiento por medio de breves minutos de reflexión sobre el momento que estamos viviendo y nosotros mismos.
  • La respiración diafragmática, es una de las técnicas de desactivación clásicas que mejor suelen funcionar. Respirar con calma, respiros profundos y lentos para calmar las pulsaciones del corazón y tomar conciencia de nosotros mismos.
La Psicología positiva dispone de herramientas potentes que han demostrado ser eficaces en el manejo del estrés. Lo importante es elegir aquella que nos quede más cómoda y fácil de aplicar hasta que logremos aprender a usarla cuando sea necesario.
El sentido común es nuestro gran aliado, unido a una firme voluntad de pensar las cosas antes de hacerlas, manteniendo una sana distancia sobre todo lo que sucede a nuestro alrededor. Si estamos dentro del problema somos parte del problema y difícilmente lograremos la visibilidad que se necesita para dar a cada circunstancia el peso que necesita.
Recordemos que, si logramos hacer tantas cosas, seguramente muy útiles para otras personas, familia, hijos etc., es gracias al hecho que existimos. Nuestra persona cuenta y tenemos que saber respetarnos y estimarnos para no dejarnos llevar por ritmos de vida sin ser conscientes de ello y haberlo decidido nosotros. ¡Hay que saber tomar en mano el timón de la nave de nuestra propia vida!


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