El
amor matrimonial pasa por diversas etapas, todas diferentes, y si se saben
llevar, cada una de ellas puede acrecentar el amor de pareja y ayudar a
compenetrarse más. Una de las etapas más difíciles de la vida matrimonial es la
del nacimiento y crianza de los hijos.
La
etapa de crianza de los hijos lleva consigo muchos retos importantes y puede
suceder que los cónyuges sientan que, en vez de unirse, cada vez se están
separando más.
Hay
muchas razones para estas crisis: el cansancio que supone la crianza de hijos
pequeños, la poca atención exclusiva entre los esposos, el poco tiempo
disponible para conversar o los desajustes en la distribución de roles dentro
de la familia son algunas de las causas de las discusiones y enfrentamientos
que pueden llevar incluso a un rompimiento de la pareja.
Si
conocemos los retos a los que nos enfrentamos es mucho más fácil superarlos con
éxito, y como el amor matrimonial es algo que siempre debemos trabajar, aquí
van algunos tips para ayudar a hacer más llevaderos esos tiempos difíciles.
1. El
descanso es muy importante
e
sabe que con bebés o niños pequeños no hay mucho descanso. Sin embargo, es
vital cuidar que ambos tengan tiempo de descanso y que se ayude a cuidar este
tiempo. Las personas cansadas o agotadas son más propensas a irritarse
con facilidad y normalmente quien paga los platos rotos es la que tienen al
lado. Así que más allá del trabajo de la casa, la crianza o el trabajo
profesional, es muy importante que se cuide mutuamente ese tiempo de descanso
que va a permitir que veamos las cosas con más calma y claridad.
2. Nuestra
pareja como prioridad
Uno
de los errores que más se comete en esta etapa es poner toda nuestra atención
en los niños y olvidar al cónyuge. Es instintivo que nuestro foco de
atención cambie porque tenemos el instinto de proteger a quien más nos necesita.
Sin embargo, es por esta misma razón que debemos intencionalmente poner
el foco también en la pareja.
El
amor de padres es mucho más natural e instintivo, mientras que el amor de
pareja requiere de mucho más esfuerzo y trabajo, así que en este
embelesamiento que tenemos ambos por nuestros pequeños, no podemos olvidar que
la pareja también merece nuestra atención, tiempo y cariño.
Seamos corresponsables
Ya
sea en el mantenimiento del hogar, en el aporte económico o en la crianza de
los hijos, debemos aprender a reconocer que ambos somos igualmente responsables
de nuestra familia. Una repartición justa de los roles y de las labores
domésticas, siempre ajustándose a la realidad de cada familia, ayuda a que
no existan sentimientos de culpa o victimismos que tanto daño hacen en la
relación de pareja.
4. Aprendamos
a comunicarnos
Ya
sea para expresar nuestros problemas o molestias, o simplemente para compartir
nuestra intimidad, es importante establecer métodos de comunicación efectivos
que nos permitan enfrentar nuestros problemas de una manera madura y
respetuosa, y buscar soluciones ajustadas a la realidad.
Los
gritos, insultos y otros descalificativos solo sirven para desahogarnos y no
construyen relaciones sólidas. Recordemos que la familia es escuela de
amor y la manera como nos tratemos en familia incide de forma real en el
desarrollo afectivo de nuestros hijos.
Defendamos
nuestro tiempo a solas
Cuando
nacen los hijos parece que nos olvidamos de la necesidad de pasar tiempo juntos
a solas para reconectarnos: ya sea por miedo de dejar a los niños con otras
personas, o porque estamos cansados. Es vital recuperar las citas, las
salidas, los bailes o cualquier otra actividad que nos permita unirnos
nuevamente y concentrarnos en el otro, además de recuperar el
romance.
El
tiempo a solas se debe defender a capa y espada, porque es la gasolina que
mantiene andando el motor de la vida matrimonial.
Sabemos
que el reajuste de los hijos cambia mucho las dinámicas familiares y que,
aunque traen una felicidad inmensa, a veces es difícil adaptarse a las nuevas
rutinas que ellos traen. Lo más importante es reconocer que la
estabilidad de nuestra vida de pareja es parte importante del crecimiento y
desarrollo de nuestros hijos, y que tenemos la responsabilidad de poner
todo nuestro esfuerzo en acrecentar cada día más ese amor.
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