
Olvida el “entrena duro o vete a casa”. Basta con que leas cuál es el ejercicio mínimo necesario. Te sorprenderá lo fácil que es.
No
hay nada malo con los grandes propósitos. Ve a por todas, entrena duro o, si
no, mejor vete a casa, ¿verdad? Ese es mi discurso motivador, pero el
problemilla es que, como rara vez estoy dispuesta a ir duro y a por todas, por
lo general me voy a casa. Cuanto más importante es el proyecto, más probable es
que termine resolviendo que, si no puedo hacerlo en condiciones, mejor ni
siquiera intentarlo. Lo sé, toda una inspiración.
Una
parte importante de la vida de prácticamente todo el mundo es resolver cómo
estar razonablemente en forma y sano. De hecho, es el
propósito de Año Nuevo más común y un grandísimo número de personas empezamos
el año con grandes ideas de entrenamientos regulares, cuanto más intensos
mejor.
Queremos
ser menos sedentarios, queremos tener más energía… quizás simplemente llegar al
punto en que subir unos cuantos tramos de escaleras no sea una perspectiva
pavorosa. Es un objetivo fantástico, pero tiende a perder gas bastante rápido,
ya que un cambio drástico de estilo de vida es difícil de sostener, por muy año
nuevo que sea.
Bueno,
pues os traigo unas noticias muy buenas. La buena salud física no
es una cuestión de todo o nada.
Unos
cuantos estudios publicados recientemente han aprovechado la información que se
obtiene de dispositivos de seguimiento de entrenamientos para comprobar cuál es
el ejercicio mínimo que hay que hacer para que tenga un impacto beneficioso, y
los resultados son increíbles.
¿Estás
sentada 6 horas o 10?
Según Ing-Mari
Dohrn, autora de uno de los estudios, “la actividad ligera… [es] un
factor importante en la reducción de muertes por cáncer y problemas
cardiovasculares, además de la mortalidad en general”. El mismo estudio,
según informa The Washington Post, “descubrió que los
individuos que se sientan menos de seis horas al día tienen un riesgo 66 por
ciento menor de mortalidad que quienes se sientan más de 10 horas al día”.
¡La diferencia es enorme!
La
diferencia no está entre las personas que corren maratones y las que nunca se
levantan del sofá. Ese 66 por ciento menos de riesgo es entre las personas que
con un sencillo heroísmo no se quedan sentadas la mayor parte de sus horas de
vigilia.
La
norma sigue siendo la que todos sabemos ya: cuanto más ejercicio hagas,
mejor. Si tienes la motivación para correr esas maratones, no la abandones.
Pero lo que no sabíamos es la gran diferencia que puede suponer un poco de
movimiento no arduo ni extenuante.
Actividad
ligera, ¿cuál?
Así
que, ¿de qué tipo de “actividad ligera” estamos hablando? Probablemente cosas
que ya hagas. Básicamente, todas las tareas del hogar: lavar los platos, barrer
el suelo, luchar con el niño para ponerle las botas, hacer la compra, todo lo
que se te ocurra.
Prácticamente
todo lo que no sea sentarse contribuye más a nuestro bienestar de lo que
creíamos.
Así que si te propusiste hacer un entrenamiento aeróbico de 45 minutos y todo
lo que has logrado hacer fueron tres sentadillas y unos pocos saltos antes de
tener que interrumpir la actividad… ¡no ha sido un tiempo perdido! No ha sido
solamente un poco mejor que nada, ha sido mucho mejor.
Una
vida totalmente sedentaria causará estragos en tu cuerpo y tu mente, pero no
tienes que elegir entre convertirte en un mueble más del salón o desarrollar
una obsesión con el fitness. Solamente ten en cuenta que moverse un
poco, en general, es una buena ayuda. Te puede ayudar a ceñirte a tu propósito
de mantener una buena forma o quizás hacerlo un poco más realista,
sin necesidad de llegar al punto de la desesperación y el abandono.
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