Cualquier
persona a la que le hayan dicho que su mascota tiene cáncer conoce estas dos
emociones: ansiedad por la vida de su amada mascota y esperanza por encontrar
un tratamiento eficaz.
“Muchas personas consideran a sus
perros y a sus gatos como miembros de la familia”, reconoce la veterinaria Lisa
Troutman, de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas
en inglés). “Así como evalúa la seguridad y eficacia de los medicamentos para
los seres humanos antes de que pueden salir al mercado, la FDA hace lo mismo
con los tratamientos para animales”.
Tomemos, por ejemplo, el caso del
cáncer, que es la causa de casi la mitad de los fallecimientos de las mascotas
de más de 10 años de edad. Aunque los animales de cualquier edad pueden
contraer cáncer, cuanto más tiempo viven, mayor es la probabilidad de que lo padezcan.
Los perros contraen cáncer aproximadamente en la misma proporción que los seres
humanos.
“Las mascotas también viven más
tiempo gracias a los servicios de salud preventiva. Y podemos diagnosticar el
cáncer de manera más oportuna. Como resultado, hay una mayor necesidad de
contar con mejores tratamientos contra el cáncer”, afirma la Dra. Troutman.
Hasta hace muy poco, los únicos
medicamentos disponibles para tratar el cáncer en los animales eran los
aprobados para su uso en seres humanos. Pero en los últimos años, los
patrocinadores de fármacos veterinarios (las empresas farmacéuticas que los
formulan) han puesto en el mercado tratamientos específicamente para animales.
La Dra. Troutman explica que, “la
FDA colabora estrechamente con estas empresas para ver cómo pueden demostrar
que sus innovadores medicamentos veterinarios son seguros y eficaces, y para
responder a las preguntas que surgen durante el proceso de formulación”.
Para
evaluar la seguridad de cualquier medicamento veterinario nuevo, las empresas
por lo general llevan a cabo un estudio con un número reducido de animales
sanos de las especies para las cuales está destinado (por ejemplo, si es para
perros, se probará primero en perros sanos). El objetivo es identificar
cualquier efecto secundario dañino. Los resultados ayudan al veterinario a
anticipar los posibles efectos secundarios del fármaco al usarlo para tratar a
un paciente y a reducir al mínimo los efectos adversos que pudieran afectar la
calidad de vida de la mascota.
Las empresas también deben demostrar, en
estudios controlados, que el medicamento funciona; es decir, que es eficaz
cuando se usa como se indica en la etiqueta. Por ejemplo, para un medicamento
diseñado para un tipo de cáncer en particular, las empresas normalmente
realizan un ensayo clínico en varios hospitales veterinarios con mascotas que
estén recibiendo tratamiento para ese tipo cáncer. En estos estudios, los
pacientes pueden recibir ya sea el fármaco bajo estudio o un placebo de
control. Aunque están conscientes de que sus mascotas y pacientes podrían
recibir uno u otro, los dueños y los veterinarios no saben qué tratamiento
reciben en realidad. En cualquier caso, los dueños tienen la opción de
abandonar el estudio en cualquier momento.
Cuando el objetivo es tratar una forma
de cáncer que afecta a un número más reducido de animales, las farmacéuticas
pueden usar una vía llamada aprobación condicional para poner los tratamientos
farmacológicos más pronto en el mercado. La aprobación condicional le permite a
una empresa que su medicamento esté disponible para los pacientes después de
comprobar que cumple a cabalidad la norma de seguridad de la FDA y demostrar
que existe una expectativa razonable de que el tratamiento sea eficaz.
“Con frecuencia, se realizan pequeños
estudios exploratorios para sustentar una expectativa razonable de eficacia”,
detalla la Dra. Troutman.
Las aprobaciones condicionadas tienen
tanto pros como contras. Por el lado positivo, permiten que los patrocinadores
ofrezcan un acceso más rápido a tratamientos innovadores para los pacientes,
sin tener que esperar a obtener pruebas de su eficacia que satisfagan el
requisito de una aprobación plena.
La FDA puede permitir, mediante renovaciones
anuales, que los productos aprobados de manera condicional permanezcan en el
mercado hasta por cinco años mientras la empresa recaba los datos necesarios
sobre su eficacia para sustentar una nueva solicitud de aprobación plena del
medicamento veterinario. La aprobación condicional caduca automáticamente a los
cinco años y el medicamento es retirado del mercado si la empresa no ha
demostrado a cabalidad que el fármaco es eficaz.
Medicamentos
aprobados por la FDA para tratar el cáncer en los perros
La
Dra. Troutman dice que los patrocinadores siguen ideando tratamientos
innovadores contra diferentes tipos de cáncer en los perros.
“Lo que vemos ahora son terapias más
específicas”, dice. Los científicos están identificando proteínas u otras
sustancias exclusivas de las células cancerosas y creando tratamientos
dirigidos a esas sustancias, pero sin dañar las células sanas."
Hasta ahora, la FDA ha aprobado
un medicamento y otro condicionalmente para tratar el cáncer en los
perros:
·
El Palladia (toceranib fosfato), para el
tratamiento de mastocitomas o tumores de células cebadas, fue aprobado en 2009;
·
Tanovea-CA1 (rabacfosadina para
inyección), para tratar el linfoma, fue aprobado condicionalmente en 2016.
A la fecha, no existen
tratamientos aprobados por la FDA para combatir el cáncer en los gatos. La
mayoría de los tratamientos para el cáncer en los perros y los gatos incluyen
fármacos que la FDA ha aprobado para su uso en seres humanos.
Las
señales de advertencia del cáncer en los perros son similares a las detectadas
en las personas, explica la Dra. Troutman: una protuberancia o bulto, una
herida que no cicatriza, cualquier tipo de hinchazón, sangrado anormal. Pero,
por lo general, el dueño de una mascota debe mantenerse atento a lo que la Dra.
Troutman denomina los indicios “básicos” —cambios en las funciones normales de
comer, beber, orinar, defecar y dormir— y consultar con su veterinario si algo
le preocupa.
“El estado emocional, tal como mostrarse
huraño e irritable, puede ser otro indicio”, añade.
Tanto los médicos veterinarios generales
como los oncólogos veterinarios tratan el cáncer en los perros y los gatos, al
igual que otros especialistas. En general, los médicos veterinarios colaboran
con los oncólogos veterinarios para ofrecer un diagnóstico y atención de
seguimiento para la mascota durante el tratamiento, el cual puede incluir
análisis de sangre y espectroscopias (tales como radiografías o exámenes de
ultrasonido) para supervisar el progreso del animal.
Existe una diferencia fundamental entre
tratar el cáncer en las mascotas y tratarlo en las personas. “Normalmente, los
efectos secundarios del tratamiento contra el cáncer son menos que los que se
presentan en la gente, y los veterinarios hacen un gran esfuerzo por controlar
esos efectos secundarios y mantener la calidad de vida”, señala la Dra.
Troutman. “Incluso hay medicamentos que han salido a la venta en el mercado con
la intención de controlar efectos secundarios comunes como el vómito”.
Entre
las preguntas que los dueños tal vez quieran hacerle a su veterinario y al
oncólogo veterinario cuando su mascota ha sido diagnosticada con cáncer
están:
·
¿Qué tratamientos hay
disponibles?
·
¿Cuál es el pronóstico con cada uno de
los tratamientos?
·
¿Cuáles son los efectos secundarios de
cada uno de los tratamientos y cómo afectarán la calidad de vida de mi mascota?
·
¿Por cuánto tiempo tendrá que recibir
tratamiento mi mascota?
·
¿Cuál es el costo de cada uno de los
tratamientos?
·
¿Cuántas visitas hay que hacer al
veterinario?
Los
dueños que quieran investigar los ensayos clínicos para su mascota pueden
buscar en la base de datos de la Asociación Veterinaria Contra el Cáncer, la
cual está disponible en http://www.vetcancertrials.org/
U.S. FDA & DRUG
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