Descubre
los beneficios de la Naprotecnología
“¡Deseamos
tener un hijo y no conseguimos quedarnos embarazados!” Ésta es la situación en
la que diariamente se encuentran cientos de matrimonios y es causa de
desasosiego, tristeza y angustia.
Hasta
hace poco las posibilidades que ofrecía la medicina provocan grandes dudas a
muchos matrimonios por tratarse de métodos discutibles, no sólo en cuanto a la
ética y la moralidad, sino también por ser procedimientos fríos y alejados de
la calidez del amor.
La
estimulación hormonal coloca a la mujer en una situación física difícil y, a
veces, al límite y la inseminación artificial es un proceso que tiene lugar en
la fría consulta de un médico al igual que la Fecundación in Vitro. No vamos
analizar en este artículo toda la complejidad que hay detrás de estos dos últimos
procedimientos, pero evidentemente conllevan decisiones difíciles de asumir con
un espíritu de responsabilidad.
Desde
hace unos años hay una gran noticia para todos estos matrimonios que desean
tener un hijo, tienen dificultades y no están dispuestos a saltar límites
físicos ni éticos para conseguir sus deseos. Se llama Naprotecnología o
Tecnología de Procreación Natural.
La
Naprotecnología investiga las causas de la infertilidad, tanto en el hombre
como en la mujer, los trata y aprende de los ciclos ováricos de cada mujer para
buscar un embarazo mediante relaciones sexuales normales.
Ya en 2012 la
doctora María Isabel Valdés presentó la tesis doctoral “Aplicación del conocimiento de la Fertilidad humana para búsqueda de
Embarazo: Resultados en el ámbito Clínico” basada en un estudio de
efectividad de la utilización de indicadores biológicos en la fertilidad y en
el que se mostraba que se había conseguido una tasa de éxito de un 41,5%. De
todos modos, la tasa de éxito varía sustancialmente según las causas, la edad y
la variabilidad de los estudios.
Con este
método, lo primero es conseguir un buen diagnóstico. A veces el problema no es la infertilidad sino
los abortos recurrentes, por lo que hay que estudiar por qué se producen para
poder tratar sus causas. En otros casos, es un problema de
fertilidad producido por causas tan diversas como ovarios poliquísticos,
endometriosis, algún tipo de obstrucción en las trompas de Falopio, o una tasa
baja de progesterona, etc., por poner algunos ejemplos.
El hombre también puede ser causante de la infertilidad y, en cambio,
sus causas no están muy estudiadas por la medicina y pocas veces se les ofrece
la posibilidad de tratamientos de mejora. Y sin embargo, en ocasiones las
causas pueden ser fácilmente identificables y tratables. Un problema de
tiroides o una intolerancia al gluten no diagnosticada, por ejemplo, pueden
producir una bajada en la fertilidad de los espermatozoides.
Generalmente,
sin embargo, las causas son múltiples y afectan a las dos partes de la pareja.
Por esto, ponerse en manos de un
buen profesional, que mire más allá del aparato reproductor, y que tenga una
visión global de la persona y de todos aquellos factores que, de forma directa
o indirecta, pueden afectar a la fertilidad es básico e imprescindible.
Una vez
identificados los problemas, hay que tratarlos. A veces el tratamiento puede
ser hormonal o incluso un simple cambio de alimentación. Otras son necesaria la
cirugía o tratamientos farmacológicos.
Una vez
solventados los problemas físicos que podían impedir un embarazo, el siguiente
paso es apurar el ciclo fértil de la mujer. Para ello se enseña a la pareja a
conocer con exactitud cuáles son los momentos más fértiles de la mujer.
Compaginando métodos de control de la temperatura, Billings y el estudio de los
ciclos en el calendario, se puede definir con bastante exactitud cuáles son los
días en los que hay más posibilidad de embarazo.
Los que han
acudido a este método, no pueden más que recomendarlo. Como es el caso de
Jordina y Venancio que ya fueron entrevistados por Aleteia cuando tuvieron el primer
niño concebido gracias a la NaProTecnología en España

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