La anorexia y la bulimia son
enfermedades que se caracteriza por el miedo obsesivo a ganar peso y la
distorsión en la percepción de físico, ambas con una mayor prevalencia entre los adolescentes.
Según la Sociedad
Española de Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc), la
persona con anorexia come poco y de forma selectiva, hace ejercicio y utiliza
diuréticos para perder peso; mientras que la bulimia conlleva a grandes
atracones de comida a escondidas que, tras un sentimiento de culpabilidad, se
llega a la inducción del vómito, la ingesta de laxantes o la realización
excesiva de actividad física.
¿Y cómo detectar estas malas
conductas alimenticias en casa? “Es complicado
porque algunas señales como los cambios en el carácter pueden deberse
simplemente a la propia crisis que se sufre durante la adolescencia”, explica
Joaquín Juan José, miembro de Semfyc con
motivo de la Semana del Autocuidado que celebra los médicos de Atención
Primaria y que dedican un espacio a la prevención de ambas patologías. En su
opinión, este especialista advierte que prestar especial atención a los cambios repentinos a la hora de comer:
la predilección por ciertos alimentos y la supresión de otros.
Además, para la detección de estos problemas conviene
observar si el menor tiene los siguientes comportamientos:
·
Está muy nervioso a
la hora de comer.
·
Fracciona de la
comida o dejarla siempre en el plato.
·
Evita comer con la
familia o en lugares públicos.
·
Guarda comida en su
habitación o en el bolso.
·
Acude al baño
inmediatamente después de comer.
·
Hace mucho
ejercicio con el fin de perder peso.
·
Cambia su estado de
ánimo mostrándose más triste e irritado.
·
Desarrolla un
interés excesivo por la moda y aspecto físico.
·
Se distancia de
familiares y amigos.
Si se detecta el problema: ¿cómo actuar?
Desde Semfyc recomiendan hablar
abiertamente con el adolescente explicándole que sospecha que sufre un
trastorno alimenticio y, si el menor no lo admite, buscar ayuda en un
profesional médico. Por el contrario, se desaconseja forzar, pelear o intentar
ponerle trampas con el objetivo de descubrir el problema.
“Los padres necesitan una formación e información
veraz sobre lo que son las conductas alimenticias de riesgo porque existen
falsas creencias que se consolidan con lo que pueden leer en internet”,
denuncia José.
Por otra parte, si es el propio adolescente quien
se da cuenta de sus cambios de comportamiento, este médico de Atención
Primaria apunta que deben pedir ayuda a su familia, amigos o
profesores sin sentir vergüenza o miedo por lo que pueda pensar su entorno.
Cómo prevenir la
anorexia y la bulimia
Para el miembro de Semfyc, la formación y la educación son esenciales: “Habría que
hacer programas de formación en las
escuelas sobre lo que es y no es una alimentación saludable”.
En su opinión, las instituciones educativas tienen un papel fundamental
tanto para impartir conocimientos tanto en los padres como en los menores.
“Existen unos hábitos y una presión social relacionadas con la belleza y la
delgadez que no dejan de ser más que un reflejo de la sociedad”, destaca. A su
juicio, todo esto provoca que los pacientes tengan cada vez más complejos que los
llevan a este tipo de comportamientos.
Además, otra medida preventiva pasaría por la evaluación en las consultas de Atención Primaria,
aunque José reconoce que la falta de tiempo y otros factores de riesgo en los
menores que requieren su atención, como el consumo de alcohol y tabaco y las
relaciones sexuales sin protección, hace que sea difícil la identificación de
enfermedades como la anorexia y la bulimia.
Fuente:cuidate