La
playa de la "Virgencita" no es un "gueto" para personas con
problemas físicos sino para la "integración", entrevista al párroco
que la administra
El
papa Francisco ha hecho una donación para pagar la renta de un año de una playa
privada cerca de Roma administrada por una organización benéfica que auxilia a
las personas con discapacidad para que disfruten del mar.
¿Cómo
se enteró Francisco de la playa? “El Santo Padre ha sabido de esta iniciativa
gracias a varias fuentes, supimos de empleados de la Limosnería
Apostólica de la Santa Sede que estuvieron aquí”, dijo a Aleteia Don
Massimo Consolaro, 53 años, párroco de la Iglesia de Foccene.
La
playa se encuentra en la localidad homónima perteneciente a la comuna de
Fiumicino, en Roma.
“La playa no
tiene fines de lucro, es un proyecto caritativo. Hemos pensado de dar un
servicio a los que más lo necesitan. Personas marginadas o débiles, en los dos
extremos: los niños y los ancianos”, comentó a Aleteia el párroco.
Hay quien
bromea llamándola ‘la playa del papa Francisco’, algo que suena extraño para
referirse a un pontífice que ha renunciado a su casa de verano en
Castelgandolfo, cerca de Roma, para abrirla al público y, quien no acostumbra a
tomar vacaciones.
“Bueno,
nosotros la llamamos la playa de la Virgencita (la Madonnina), es Ella que nos
tiene bajo su manto”, reconoce el sacerdote con fuerte acento de Véneto, norte
de Italia.
Algunos
de los beneficiarios de la iniciativa son usuarios de centros sociales, casas
de acogidas, asociaciones y servicios municipales.
Sin embargo,
Don Massimo confirma que solamente el 10% de los usuarios son minusválidos.
Grupos de jóvenes de las escuelas y ancianos de los centros sociales se mezclan
en estos espacios.
El lugar es
visitado por “personas con sus familias, como sucede en cualquier otra playa.
Por lo tanto, esto no es un ‘gueto’
para las personas minusválidas, trabajamos por la integración”.
La playa
además mezcla el sano esparcimiento con la pastoral y la vida espiritual. “A las 3 de la tarde quien lo desea, es
voluntario, puede acercarse a la estatua de la ‘Madonnina’ (la Virgencita) y
rezar con nosotros el rosario”, comenta el sacerdote.
“Las personas
nos dicen: ‘ustedes no saben lo que hicieron’. No podíamos saber que esta playa
hubiera llamado tanto la atención mediática. A partir de los minusválidos,
nuestro proyecto era de carácter pastoral con la misión especial de llegar a
los más jóvenes, siguiendo los pasos de nuestro patrón Luis Gonzaga”.
De hecho, la donación del papa Francisco a través de la Limosnería apostólica ha sido enviada a la Asociación Obra de San Luigi
Gonzaga, Obra de Amor. “Un lugar más allá de la parroquia para dar una garantía de
protección para nuestros chicos”.
Una
pasarela amplia permite el acceso a duchas, baños amplios, carpas, zona,
vestuario, cafetería. Todo pensado para facilitar el paso a personas en sillas
de ruedas y que se movilizan con otros instrumentos. Estribos pensados para los
parasoles y las camas solares. Los voluntarios ayudan a quien lo solicite a
entrar en el agua.
“La playa es
la mejor equipada del litoral romano. El objetivo es permitir que las personas
minusválidas sean autónomas. Al entrar con una silla de ruedas se pueden mover
como deseen”, confirmó el sacerdote Consolaro.
Desde el 2012, la playa se abre de domingo a domingo desde las 9 a las
19.00 para pasar un día relajante. Y sin pensar en más, sino en el beneficio de
que todos somos hijos calentados por el mismo sol.
aleteia.org
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