Histeria
en Francia ante una oferta de Nutella. La compra de tarros de crema de cacao
provoca peleas en supermercados. ¿Cómo puede un producto desatar tal locura en
una sociedad donde no hay hambre ni pobreza? ¿Cuánto influye la publicidad en
la compra de alimentos?
A
muchos de nosotros nos han llamado la atención los disturbios que han tenido
lugar hace unas horas en Francia por la compra de Nutella. La marca
italiana de crema de cacao con avellanas estaba de oferta en los supermercados Intermarché. El precio de un tarro de Nutella había bajado un 70%, de 4,50 euros a
1,40.
Ante
tal oferta, decenas de personas acudieron a primera hora a estos
establecimientos en busca del ansiado producto. En uno de ellos, a 8,15 de la
mañana estaban esperando más de 200 personas que, al oír la alarma de la
apertura de puertas del supermercado, comenzaron a correr como locas.
Y
empezaron las peleas. ¡Por tarros de crema de cacao!
“¡Son como animales! “, comenta un
cliente que presenció. “A una mujer le han arrancado el pelo, a una señora
mayor le han puesto una caja de cartón en la cabeza y otro tenía una mano
ensangrentada”.
La situación
alcanzó semejante nivel de violencia que en algunos establecimientos llamaron a
la Policía y en otros el director se dedicó a distribuir un tarro por persona
hasta acabar con las existencias en 10 minutos. Y todo esto, por un tarro de
Nutella que costaba 3 euros menos que de costumbre.
¿Qué
está pasando? ¿Cómo puede un producto desatar tal locura en una sociedad donde
no hay hambre ni pobreza?
Te has
preguntado alguna vez ¿por qué compraste determinado producto sin necesitarlo? Seguramente
porque lo habías visto anteriormente en algún aviso publicitario o porque
alguna amiga te habló de él o porque lo has visto promocionado en el mismo
supermercado.
“Que tu alimento sea tu mejor medicamento”, nos
aconsejó hace más de 2000 años Hipócrates, el padre de la medicina. Concebía
entonces la alimentación como un elemento indispensable para cubrir las
necesidades fisiológicas.
Sin embargo,
en la actualidad, nuestra manera de
alimentarnos no busca solo cubrir nuestras necesidades fisiológicas.
La publicidad
ha influido muchísimo en los malos hábitos de consumo de la población mundial
que tanto preocupan a los médicos. Es uno de los factores que ha provocado el
desequilibrio de la alimentación de muchos habitantes del planeta, un problema
de salud pública a nivel mundial que provoca enfermedades como el sobrepeso y la obesidad.
Los productos
publicitarios tienen un elevado nivel de penetración en todas las capas de la
sociedad por lo que acaban ocupando una parte importante de la cesta de compra.
¿Por qué? Porque el objetivo de la publicidad es estimular el deseo y la
necesidad de consumir un determinado producto, con un fin comercial y en
ocasiones dejando de lado la calidad nutricional del alimento.
Como consumidores
debemos plantearnos el poder que ejerce la publicidad en nuestras vidas y
analizar nuestras elecciones más o menos saludable a la hora de hacer la compra
en el supermercado para así ser consciente de cómo nos estamos alimentando y
cómo esta alimentación repercute en la salud de toda la familia.
¿A
quién afecta especialmente?
Los
colectivos más vulnerables a la influencia de la publicidad son los niños, los
adolescentes y las amas de casa. En
el caso de los niños, como aún no cuentan con una sólida
formación para interpretar los mensajes publicitarios, y acaban relacionando
los productos con la diversión y/o la felicidad. Todos hemos podido comprobar
en alguna ocasión cómo se sienten atraídos por productos que cuentan con
colores vivos o personajes de series de televisión. Desde
el año 2005 la Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta que la
publicidad contribuye a aumentar los niveles de obesidad y sobrepeso de la
población infantil.
¿Publicidad
engañosa?
Como
consumidores también debemos estar atentos a la publicidad que pueda ofrecer
información falsa o engañosa. A veces nos encontramos ante productos que nos
aseguran que previene, curan o tratan enfermedades cardiacas o el cáncer, por
ejemplo. Y aunque hay reglamentaciones -como la Europea- que prohíben este tipo
de mensajes lo cierto es que en ocasiones podemos encontrarnos con alguno que
continúe haciéndolo.
Otro
se presenta con afirmaciones exageradas, muy lejos de ser verdaderas y que
pueden incluso poner en riesgo la salud de la persona.
Puede
ser el caso de “adelgaza 15 kilos en un mes con este producto o alimento”.
También está reglamentado que no se puede aludir al ritmo y magnitud en que se
puede bajar de peso, ya que ningún alimento adelgaza milagrosamente.
¿Qué
podemos hacer frente a la publicidad?
- Apostar por una una alimentación saludable
con base de productos nacionales, típicos de cada región.
- Comprar alimentos frescos, naturales, de estación
como las frutas y los vegetales, estos a pesar de no tener tanta
publicidad son los que tienen todos los nutrientes que necesita nuestro
organismo.
- Mostrar interés por la información y el ocio
relacionado con la gastronomía y la alimentación para que los medios de
comunicación sigan educando a la población en este conocimiento tan
importante para llevar un estilo de vida saludable (programas de cocina,
salud, nutrición, gastronomía)
- Luchar contra el sedentarismo practicando algún
deporte.
- Animar a los gobiernos de cada país a reglamentar
y controlar la publicidad engañosa y la de productos con alto contenido en
azúcares, sodio y grasas.
- Informarse y formarse en cuestiones relacionadas
con la nutrición a través de canales y fuentes serias y rigurosas.
- Ofrecer una educación alimentaria a los niños y
enseñarles a ser más críticos frente a la publicidad y alimentos que se
nos presentan diariamente.
- Ante la duda, leer el etiquetado nutricional y no solo llevarnos por tras su atractivo packaging (envase) o sus supuestos beneficios que dicen que brinda el producto.Como consumidores tenemos que hacer valer nuestros derechos exigiendo que nos brinden productos de calidad nutricional, reglamentados y con la información necesaria (en el etiquetado nutricional y en los medios de comunicación) para tener criterio a la hora de hacer la compra de alimentos.
aleteia.org
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