¿Cuándo
y cómo introducir nuevos alimentos a un bebé que toma leche materna? La
lactancia materna cumple un rol fundamental sobre el crecimiento y desarrollo
del niño. Su valor es superior a otras leches como la de vaca o leches de
fórmula, esto se debe especialmente a su composición que se adapta a las
necesidades del lactante. Por ello se dice que la leche materna es una
sustancia única en su composición y funciones y que no puede ser replicada por
ningún medio artificial. Además, le brinda múltiples beneficios tanto a la
madre (le ayuda en la recuperación física después del parto, reduce el riesgo
de sufrir cáncer de mama y de ovario, y también de tener anemia y osteoporosis,
entre otras patologías) como al bebé (le protege frente a infecciones y
alergias, reducción del riesgo de muerte súbita, y muchas más).
¿Cuándo
introducir otros alimentos? Por esta razón es que múltiples organismos
internacionales como El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF
por sus siglas en inglés), la Organización Mundial de la Salud (OMS)
recomienda una lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses y luego iniciar
la alimentación complementaria (es comenzar a introducir alimentos sin dejar la
lactancia materna). La leche materna es el mejor alimento natural que podemos
ofrecer exclusivamente y a demanda durante los primeros 6 meses de vida al bebé. Es el único que cubre con las
necesidades y los nutrientes que el niño necesita en esta etapa de la vida.
Pero es a
partir de los 6 meses de edad que las necesidades (calorías y nutrientes)
del niño aumentan y ya no son cubiertas en su totalidad por la leche materna,
sino que es momento de comenzar a introducir diferentes alimentos que
complementen la leche materna para cubrir con las necesidades nutricionales y
lograr un correcto crecimiento de todos los niños. La leche materna y la
alimentación se complementan de tal manera que hasta se produce una mayor
aceptación a los nuevos alimentos una vez iniciada la alimentación
complementaria. Lo que sucede es que, los aromas y sabores se trasladan a
través de la alimentación de la madre a la leche, haciendo que el niño ya esté
familiarizado con distintos sabores y por ende los acepte mejor.
Cómo
comenzar. La incorporación de nuevos alimentos se debe hacer de
una manera progresiva, lenta y en pequeñas cantidades, respetando un intervalo
de algunos días (entre 3 a 5 días) para cada nuevo alimento y observando cómo
es tolerado cada uno de ellos. Tanto los organismos internacionales y la
Academia Americana de Pediatría recomiendan no iniciar la alimentación
complementaria antes de los 4 meses. Esto se debe a que recién a partir de ese
momento se consigue cierta maduración en el niño, como por ejemplo la
desaparición del reflejo de extrusión. Es a los 8 meses que ya pueden comenzar
a masticar y recién entre los 9-12 meses que la mayoría de los lactantes
tienen las capacidades manuales para alimentarse ellos mismos y comer como el
resto de la familia. Con respecto al orden de introducción de los alimentos,
este varía con las culturas y el nivel socioeconómico, estudios científicos
dicen que lo ideal es introducir primero alimentos ricos en hierro como las
carnes debido a que es un nutriente crítico en esta etapa de crecimiento y previene
el déficit de hierro y sus consecuencias. Los alimentos como vegetales y cereales también deben
agregarse, pero siempre dependiendo del desarrollo y las características del
bebé.
En base a la
evidencia científica actual, no hay una edad o un momento determinado en el que
sea mejor para incorporar los alimentos con gluten, sino que se pueden ofrecer
como el resto de los alimentos, a partir de los 6 meses. Además, es importante
tener en cuenta que no es necesario añadir azúcar, miel, edulcorantes, ni sal
en las preparaciones de los lactantes y niños, ya que les quita el sabor propio
del alimento. La lactancia influye de forma muy positiva en el desarrollo del niño y
también en su alimentación futura. Sobre todo, recordar al iniciar la etapa de
alimentación complementaria, como padres somos los primeros que debemos dar el
ejemplo de buenos hábitos alimentarios para transmitirles a ellos. La educación de la conducta alimentaria en
los niños no es sólo conseguir un buen estado nutricional, sino también el
aprendizaje de esos hábitos alimentarios saludables para que tengan una
adecuada salud en la edad adulta.
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